lunes, 1 de septiembre de 2008

El papel ante el espejo

Ya la espera se ha vuelto insoportable, demasiado tiempo duda esta búsqueda infructuosa, sólo quiere encontrar con quien compartir su esencia, su energía y sus ganas de vivir, pero la tarea se ha vuelto una cruel condena.

Cuanto más se afana en su empresa más se aleja del mundo real. El cansancio se acumula en sus venas y se deja convencer por la desolación. Lo que hasta este momento no era otra cosa que una idea loca empieza a convertirse en una salida aceptable. Se rompe su razón y decide empezar a interpretar el papel, al principio torpemente, después con más decisión, poco a poco adorna su actuación con todo lujo de detalles.

Por fin juntos, frente a frente se encuentran el uno del otro, entre ellos tan sólo esa vela encendida y la superficie casi liquida del espejo, lo demás se aleja, ya no importa, ya no es apreciable para ellos, gesto tras gesto ambos se entrelazan como si se conociesen de siempre, como si sólo una mirada fuera suficiente para llenar cualquier silencio, sus pupilas siempre se juntan en el mismo punto, las yemas de sus dedos siempre tocan las yemas del otro, si uno sonríe el otro lo hace también, si uno llora el otro lo hace también. ¿Quien no envidiaría tal comprensión?

Por un instante la felicidad absoluta, el fruto de una espera extenuante.

Y en esa habitación en la que siempre sólo ha habido uno la llama vacila, de nuevo el miedo le embarga, cunde el pánico, porque sabe que cuando se apague desaparecerá quien ahora colma sus sentidos y eso no lo soportaría, no queda mucho tiempo e intenta vivir cada instante como si fuera el último, apenas se mueve.

A medida que la oscuridad los envuelve se les escapa la vida, Al uno porque sin la luz no hay existencia, al otro porque sin el uno no merece la pena.

Y tan fácil como nació desapareció, llevándose consigo aquel que le dio su ser.

2 comentarios:

Sara dijo...

Para muchos es una condena la busqueda de esa esencia que te da la vida.
Y cuando crees encontrarla, es tan efímera que sabes que un sólo soplo podría destruirla.
Caminas al borde del precipio, sabes que vas a caer, y aún así merece la pena.
Sólo puedes entregar, no es momento de recibir, solo cabe esperar, esperar que ese abrazo desnudo no se rompa, que dure la eternidad de un solo instante...

My dijo...

carpintero.. la esencia se encuentra en el talle de cada parte de la obra, la verdadera obra que es la vida.

el final, es sólo el resultado de todo un cúmulo de esfuerzos que no hace más que darte las fuerzas y las ganas de empezar de nuevo y superarte con otro reto.